Leyenda
Lluvia de frutos
Un día, los indios comechingones vieron que unos hombres
de piel blanca y cargados de armas avanzaban sobre ellos.
Venciendo su temor, los hombres del cacique comechingón
Ipachi Naguán emprendieron la lucha contra los invasores.
La batalla fue larga y el hambre y el cansancio fueron debilitando
a los comechingones.
Ipachi Naguán decidió guiar a su pueblo hacia un bosque de
algarrobo y allí pidió a los dioses que protegieran a sus mujeres
y niños. En un momento, todo pareció perdido; pero entonces
sucedió lo inesperado.
Las ramas de los algarrobos comenzaron a sacudirse y desde
las alturas cayó una lluvia de frutos que se abrieron y dejaron
ver sus semillas. Esas algarrobas se convirtieron en el mejor
alimento para los indígenas, que comieron hasta saciarse y
nutrirse. Después se sintieron con más fuerzas, continuaron
esa batalla, venciendo a los españoles.
El fruto del algarrobo había salvado a los habitantes de esta
tierra.
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